Entre pompa, boato y mucho glamur, se celebró el banquete Nobel este domingo 10 de diciembre en el salón azul del ayuntamiento de Estocolmo, mil trescientos comensales disfrutaron de una cena de tres platos. Entre ellos, las y los galardonados con el Premio Nobel 2023 con sus familias, la Fundación Nobel, políticos, embajadores y, por supuesto, la familia real. Todos engalanados con sus mejores trajes para una velada que calificaron de “maravillosa” y “mágica”.
Por: Marisol Aliaga
Este año y debido a un conversatorio muy importante, me perdí de ver la “fiesta de las fiestas”, lo más glamouroso que tenemos en el país del norte, que este año recibió a los laureados con los Premios Nobel con un nevado Estocolmo y 10 grados bajo cero.
Pero, la transmisión de cuatro horas de la televisión estatal sueca felizmente está a disposición del televidente que la quiera disfrutar a priori, así es que, de cuando en cuando veo las dos horas que me perdí el domingo pasado. Según el canal, la transmisión está asequible en todo el mundo, así es que dejo el enlace.
El 10 de diciembre es una fecha muy importante en Suecia, y este año no lo fue menos. A 120 años del fallecimiento de Alfred Nobel – y en homenaje al “gran donador” – se sigue celebrando la premiación Nobel primero, a las tres de la tarde en la Casa de Conciertos, y por la tarde noche, a las siete en punto, el banquete Nobel en el salón azul del Ayuntamiento de Estocolmo.
La razón por la cual no me pierdo este evento es porque SVT, el canal televisivo, logra una perfecta combinación de Ciencias, gastronomía y, por supuesto, glamour. Aquí, quien quiere lucirse con un atuendo, por muy estrambótico que sea, lo puede hacer, y sobre todo las mujeres brillan con sus lentejuelas y joyas que, sobre todo las científicas, no acostumbran a prestarle mucha atención.
Cada año los medios nacionales se regocijan comentando cual fue el vestido más llamativo, el más elegante y el más atrevido. Y no ha faltado la ministra, o princesa, que ha asistido en un escote demasiado pronunciado o de alguna tela muy especial…tipo: papel.
El atuendo de los hombres, en cambio, no es tan llamativo, solo frac y humita, porque la corbata no está aceptada en el código de vestimenta masculino. Yo diría que el 100 por ciento de las mujeres fue con vestido largo, aunque la autora Svetlana Aleksijevitj fue el banquete con pantalones. Si es lo suficientemente elegante, se acepta.
Durante las cuatro horas de transmisión el canal estatal presenta también todos los años cortos reportajes sobre los galardonados. En estos, se puede obtener una visión más familiar de ellos y ellas, puesto que por lo general las entrevistas son hechas en sus casas o en sus lugares de trabajo. Y están mucho más relejados de que lo que se ven en el noticiero.
El sueco es un pueblo que ama las tradiciones, y el banquete Nobel se viene celebrando desde 1901, con muy pocos cambios, a no ser por la cantidad de invitados. Los comensales asistentes al primer banquete fueron 113, todos hombres (sic).
Desde 1930 tiene lugar en el magnífico salón azul del ayuntamiento de Estocolmo, diseñado por el arquitecto Ragnar Öberg como un Piazza italiana. Y que fuera inaugurado hace exactamente 100 años atrás. El juego de luces con el que se engalana el ayuntamiento es “mágico”, como todos dan fe de ello. Y en distintos puntos de la capital se presentan instalaciones lumínicas en las que participan artistas nacionales e internacionales.
El banquete sigue un estricto programa y está dirigido como por un cineasta (tal vez lo sea, el encargado del divertissement, al menos lo es). Todo sucede a una hora exacta, la llegada del rey, acompañado de su familia, el brindis primero de la presidenta de la Fundación Nobel, en honor del Rey Carlos Gustavo; y el segundo, el brindis del Rey por “el gran donador, Alfred Nobel”. Este año por vez primera los comensales pudieron disfrutar de un champagne rosé, ecológico, proveniente de una pequeña granja de Champagne.
NOTA EN DESARROLLO