La connotada actriz Lena Endre fue la encargada esta Nochevieja de declamar el clásico poema “Campanas de Año Nuevo” en el escenario de Solliden, en Skansen.
Sin dudar un segundo recitó de memoria el poema de Alfred Tennyson, siguiendo una tradición que data de 1895.
Seguidamente coreó, junto a la cantante y conductora Sanna Nielsen, los últimos diez segundos del 2019, dando la bienvenida al 2020 con un: “Gott Nytt År!”
Por: Marisol Aliaga
Y entramos a una nueva década, la del 2020, de la mano de la actriz Lena Endre. Luego de declamar “Campanas de Año Nuevo”, con un minuto de ventaja, contó al público de Skansen que desde hace dos meses ha estado ensayando.
– Me gusta estar bien preparada, confesó la actriz, [riendo], conocida por su rol en entre muchos otros, la directora de Millenium, en la película basada en la novela de Stieg Larsson. También trabajó con Ingmar Bergman.
Y quien no ha visto en la televisión sueca la fiesta de Nochevieja en Skansen. Una tradición en Suecia desde que, en 1895, Nikolaus Bergendahl recitara por primera vez “Campanas de Año Nuevo”, del poeta británico Alfred Tennyson.
Los últimos años han declamado Mikael Persbrandt (actor, actual con su interpretación de Harald Edelstam en la serie televisiva Invisible Heroes); Krister Henriksson; Pernilla August; y Malena Ernman (cantante lírica actualmente más conocida por ser la madre de Greta Thunberg), entre otros.
Personalmente, y en honor a una década que comienza, esta vez tomo el toro por los cuernos y decido ver la celebración no en la pantalla chica, sino en vivo y en directo. Y parto para Skansen, (el museo al aire libre más antiguo del mundo, como lo dice su página web), donde cada año se lleva a cabo este evento.
Lo primero que me llama la atención es que, faltando tres horas para las doce, no muchos han tenido la misma idea. El metro hacia el centro de Estocolmo no está atiborrado de gente – como me temía – y el tranvía que me deja a la entrada del Skansen, menos.
El espectáculo comienza a las 23:10, son las 21:30, de modo que tengo bastante tiempo para inspeccionar el lugar. Pero el tiempo se pasa volando, porque a mi colega Anna, se le ocurrió lo mismo, de modo que juntas recorremos los senderos del antiguo parque-museo, por primera vez, en una Nochevieja.
A excepción del escenario y sus alrededores, prácticamente todo el lugar está iluminado por velas y velones. Tomamos la escala mecánica – de día se puede tomar el funicular – hacia el sitio más elevado de Skansen, donde está el escenario de Solliden. Allí los técnicos de sonido, de iluminación y artistas se preparan para la transmisión televisiva del evento.
La panorámica desde arriba es espectacular. Si no fuera por la temperatura – dos grados sobre cero que se sienten como cinco bajo cero – podría uno sentarse tranquilamente a disfrutar la vista nocturna con las luces de la ciudad reflejadas en el lago que rodea la isla de Djurgården.
Al borde del sendero, a la derecha, un molino de viento resplandece en tonos azules. Huele a chimenea de casa de campo, el viento trae el humo de las fogatas que cada cierto tramo arden en la oscuridad y donde la gente se arrima para pasar el frío.
Aquí, cada uno hace lo que más le apetezca, y la gente va y viene, por los senderos escasamente iluminados. Hacemos una fila para entrar al concierto de Nochevieja en la iglesia de Seglora (que data de 1729). En la obscuridad no podemos ver qué pasa más adelante en la fila, y al llegar nos damos cuenta de que las puertas de la iglesia ya están cerradas. Pero al final no importa mucho, en la fila se sentía menos el frío.
Sacamos el termo y tomamos un café bien caliente antes de dirigirnos a Solliden. En el escenario Sanna Nielsen, y Rickard Söderberg interpretan el tema “Things”, y sus melodiosos acordes nos invitan a bailar. El jolgorio dentro del público es grande.
Faltando cuatro minutos para la medianoche, hace su entrada al escenario Lena Endre, y declama, con voz fuerte y clara, el clásico poema de Alfred Tennyson, “Campanas de Año Nuevo”.
El poema da la bienvenida al año que llega y despide al que se va. Al terminar, la actriz da unos pasos de baile, feliz: “We did it!” (¡lo logramos!), dice riendo antes de comenzar la cuenta regresiva junto a Sanna Nielsen. Desde el público, seguimos la cuenta: nueve, ocho, siete, seis…
Grandes estallidos. Los fuegos artificiales iluminan el cielo de Estocolmo y la fiesta sigue por unos quince minutos. A las 00:20 la gran mayoría ha abandonado el lugar a excepción de nosotros y unos cuantos que se sacan selfies y siguen brindando.
Al despedirse, Sanna Nielsen invitó al público al evento de primavera y verano Allsång (cantemos juntos), “cuando se escuche el canto de los pájaros”.
Quien sabe, tal vez volvamos para entonces, para disfrutar de esos interminables atardeceres nórdicos en los que el sol nunca se pone.