Con fuertes aplausos de un público de pie fue recibida la adaptación al teatro de “Madame Bovary”, del director Oliver Frljić, quien una vez más fascinó a la audiencia, en el estreno de la obra en el Teatro Dramático Sueco, Dramaten. 

 Electra Hallman encarna magistralmente a la desesperada Emma, que se lanza en una vertiginosa búsqueda de una felicidad que solo existe en su imaginación.

 Por: Marisol Aliaga

Cuando el pesado telón del escenario principal del Dramaten, Stora Salen, dando por terminada la primera presentación de “Madame Bovary”, las ovaciones y los ¡bravo! de un público entusiasmado no tardan en estallar. Electra Hallman y el elenco de actrices y actores se retiran y salen varias veces de nuevo, a pedido de la audiencia. Una vez más el director croata Oliver Frljić seduce al público escandinavo con una puesta en escena de un clásico de la literatura universal. 

En 2022 tuvo gran éxito con su adaptación de “Crimen y castigo”, de Dostoievski, también en Stora Salen del Dramaten. Entonces descubrió el enorme potencial de Electra Hallman.

Ahora la actriz encarna a uno de los personajes más icónicos de la literatura: la inmortal Emma Bovary quien, tratando de huir del aburrimiento e insatisfacción de su vida marital, se estrella contra la realidad como una mariposa nocturna cautivada por la llama de una vela. Electra Hallman interpreta tan magistralmente a la Emma de Flaubert, que empapa la obra que sostiene la tensión teatral durante casi tres horas, en una vertiginosa sucesión de escenas dotadas de una escenografía exquisita (de Igor Pauška) que nos transporta a la sociedad burguesa del siglo XIX europeo. 

Oliver Frljić se toma la libertad de comenzar por el final de la novela de Gustave Flaubert, y Emma Bovary hace su entrada al escenario yaciendo inmóvil sobre la sábana blanca de una cama montada sobre un estrado. Viste un vestido de novia color morado intenso, de una resplandeciente palidez bañada en una luz fría, frente a enormes espejos de marco dorado inmersos en un fondo completamente negro. Está muerta, y un desconsolado Charles Bovary (David Fukamachi Regnfors) se aferra desesperadamente al cuerpo de su amada, forcejeando con quienes quieren alejarlo de ella. 

Que ya al comienzo de la obra se evidencie el desenlace, no incomoda. Ya sabemos el triste destino de Emma, y a pesar de ello, “Madame Bovary” nos ha cautivado siempre, en sus numerosas adaptaciones al cine y al teatro. 

En su creación literaria, Gustave Flaubert fue un buscador incansable de “le mot juste”, la palabra justa, la expresión precisa. Demoró cinco años en escribir la novela, pero logró así crear a Emma Bovary, a quien Electra Hallman logra interpretar  impecablemente, en toda su complejidad.

La trama de la novela es banalmente sencilla, una historia de aburrimiento conyugal y anhelo adúltero (aunque es necesario hacer la diferencia entre sencillez y simpleza). En Toste, un pequeño pueblo de la Francia rural, Emma, la bella hija de un granjero, contrae matrimonio con el médico Charles Bovary, esperando que sus sueños románticos, fomentados por la lectura desmedida de novelitas de amor, se hagan, por fin, realidad. Pero al encontrar solamente mediocridad y aburrimiento, se lanza a una búsqueda desesperada de lujos, placer sexual y excesos.

La percepción de Emma de la realidad, tema fundamental que impulsa la novela de Flaubert, está representada por una impactante escenografía y diseño de iluminación, donde, contrastando con un fondo negro, surgen de pronto inmensos espejos con marcos de hojas dorados estilo rococó, que se deslizan por el escenario. Son espejos muy peculiares que no solo replican la imagen de quien se observa a sí mismo, sino también reflejan a otros personajes. Uno de los dos amantes de Emma, Rodolphe (Rebecka Hemse) se observa no solo a sí mismo, sino también al engañado Charles. 

Pienso que la apuesta de Oliver Frljić de interpretar el bovarismo – sí, la novela dio origen a un nuevo concepto en la psicología – de Emma Bovary es muy acertada, porque ilustra, de una forma muy creativa, la incapacidad de la protagonista de diferenciar la realidad de la ficción.

Al publicarse la novela, en 1857, Flaubert fue sometido a juicio por “atentar contra la moral y las buenas costumbres”. En la adaptación de Oliver Frljić, el escritor entra también al escenario, y entonces debe responder a la acusación de por qué Emma está condenada a morir.

TEATRO

“Madame Bovary”, de Gustave Flaubert

Dramatización y dirección: Oliver Frljić

Escenografía: Igor Pauska

Diseño de vestuario: Janja Valjarević

Pelucas y maquillaje: Moa Hedberg, Frida Ottosson

Diseño de iluminación: Jörg Schuchardt

Coreografía: Evelin Facchini

Espacio sonoro: Gustaf Terneborg

Dramaturgia: Jacob Hirdwall

Traducción: Amanda Svensson

Elenco: Electra Hallman, Rebecka Hemse, Razmus Nyström, Hamadi Khemiri, Melinda Kinnaman, David Fukamachi Regnfors, Jennifer Amaka Pettersson, Joel Valois, Alva Bergman, Elvira Grandin, Hedda Welander

Pasantes participantes de los programas de formación artística de Kulturama

Dramaten
Duración: 2,35 h.