Este martes 13 de febrero a las 09.15 de la mañana comenzó el juicio más extenso de la historia reciente de Suecia. Rakhmat Akilov está acusado de haber cometido un atentado terrorista en pleno centro de la capital sueca.
El fiscal, Hans Ihrman, comenzó la presentación del proceso con un doloroso resumen:
- 500 metros, 40 segundos, 12,5 toneladas de metal a una velocidad media de 60 kilómetros por hora en una calle peatonal llena de gente indefensa. El proceso trata, sustancialmente, de 40 segundos que por siempre cambiaron la vida de muchos más que quienes se encontraban en Drottninggatan.
Por: Marisol Aliaga
Este martes por la mañana comenzó el juicio más grande que se ha tenido lugar en el Tribunal de Primera Instancia de Estocolmo.
A pesar de la gran cantidad de querellantes: 150, las audiencias no parecieron despertar el interés que se había esperado. La vida continúa, aunque para el millar de personas que se encontraban en la calle Drottninggatan el viernes 7 de abril de 2017, será algo imposible de olvidar.
No solo fallecieron cinco personas, otras 10 resultaron con lesiones de por vida.
Otros, luchan pos complejos de culpa. ¿El no haber actuado diferente, el haber hecho algo más?
Y, a pesar de que este primer día de audiencias fue intensivo, se avecinan momentos fuertes, cuando los testigos cuenten con sus propias palabras sus experiencias.
Por primera se vio en persona a Rakhmat Akilov. Ingresó a la sala, esposado y flanqueado por guardias de seguridad. Vestía un buzo de color verde, propio del establecimiento penal. Apenas miró a su alrededor, antes de tomar asiento, cabizbajo, de frente a los jueces, de espalda a los asistentes en la sala de audiencias y a nosotros, los periodistas en la sala de prensa. A su derecha su abogado, Johan Eriksson, a su izquierda uno de los tres intérpretes que de cuando en cuando se iban turnando para traducir, del sueco al ruso.
El uzbeco de 39 años (cumple 40 hoy, 14 de febrero), ha adelgazado bastante. Se dejó crecer la barba, sin bigotes, y es de tez más clara que lo que se aprecia en las fotos que se han publicado anteriormente de él. Se mostró tranquilo y estuvo atento a todo lo que se decía en la corte.
El fiscal Hans Ihrman comenzó la presentación del juicio haciendo un resumen de lo ocurrido el 7 de abril del año pasado:
- 500 metros, 40 segundos, 12,5 toneladas de metal a una velocidad media de 60 kilómetros por hora en una calle peatonal llena de gente indefensa. El proceso trata, sustancialmente, de 40 segundos que por siempre cambiaron la vida de muchas más personas que las que se encontraban en Drottninggatan.
Y explicó los motivos que – según la fiscalía – tuvo Akilov:
- La acusación es delito de terrorismo e intento de delito de terrorismo o, en su defecto, poner en peligro la vida de terceras personas. Este crimen habría podido dañar seriamente a Suecia, y Rakhmat Akilov lo perpetró con la intención de intimidar gravemente a la población sueca. Además, e, indebidamente, obligar al gobierno y al parlamento de Suecia a cesar su participación en la misión educativa de la coalición global contra el Estado Islámico en Irak.
Seguidamente, la fiscalía presentó testimonios y resultados del peritaje técnico. Detalladamente se mostró una serie de evidencias consistentes en conversaciones en distintas aplicaciones para celular, imágenes de Akilov en la ciudad de Estocolmo, las búsquedas que había realizado en Internet, etc. Un completo monitoreo desde el 16 de enero del 2017, hasta el día antes del 7 de abril.
El material muestra que Akilov planeó concienzudamente su ataque. Primero había tenido la idea de atacar la parada gay. Más tarde buscó distintos lugares donde llevar a cabo su plan y eligió, al fin, el lugar apropiado para hacer más daño y causar más pánico en la población.
Utilizó Google Translate para traducir frases como: “¡Bájate del camión o te mato!” o “Boletos para un crucero”, o “Gay club”. Y también para como adquirir material para fabricar una bomba.
La tensión subió en la sala, cuando se reprodujo el audio de la llamada a SOS (urgencia), de una mujer que clamaba pidiendo ayuda, al ver como las personas caían a su alrededor. Era el día del atentado.
- Hay un loco que ha arrollado a un montón de personas en Drottninggatan. Manden todo lo que puedan!, decía, tratando al mismo tiempo de mantener la calma, sin lograrlo.
Seguidamente, el fiscal explicó detalladamente el recorrido de Rakhmat Akilov, desde Adolf Fredriks Kyrkogata, hasta que el camión se estrella en los escaparates de la multitienda Åhlens. De cómo, al no detonar la bomba que llevaba consigo, abandona el camión, baja al metro, sale, más allá por la calle Vasagatan y luego toma el tren a Arlanda. Se baja en la estación de Märsta, toma un bus local. Poco después se baja y comienza a deambular sin rumbo fijo hasta que, a las 19.55 es aprehendido por una patrulla de policía. Lo primero que hace es confesarse culpable de haber conducido el camión que arrolló a transeúntes en Drottninggatan.
Su plan era morir en el intento. Carecía de plan B.
La similitud con los atentados en otras ciudades europeas, como lo muestra la fiscalía, es evidente. Akilov mira con atención cuando el fiscal presenta videos de estos atentados.
Luego se suceden algunas de las conversaciones (chats) mantenidas por Akilov en diferentes aplicaciones (Zello, Whatsapp, Telegram, Facebook) en su celular incautado. También fueron incautadas USB memorias conteniendo fotos y videos. La gran mayoría de este material audiovisual había sido borrado por Akilov, pero los expertos lograron recuperarlos.
Ocho archivadores con conversaciones en chats. Más de 9000 mensajes.
- Comenzando el 16 de febrero y hasta perpetrar el atentado terrorista, en una serie de conversaciones de chat, Rakhmat Akilov se ha ofrecido a perpetrar el atentado terrorista a nombre del Estado Islámico. Él ha recopilado información y ha adquirido el material necesario para fabricar una bomba, dijo Ihrman.
El fiscal leyó algunos de los mensajes de los chats.
“Hermano mío, quiero perpetrar una operación mártir aquí en Suecia en los próximos días. Pueden darme un poco de guía espiritual. Necesito de vuestro apoyo, hermano mío”.
“Si Dios quiere, llevo a cabo la operación mártir en contra de los infieles”.
“Cómo se hace el juramento de fidelidad, hermano mío. Después de jurar, planeo hacer una operación mártir en nombre del Estado Islámico”.
“Esa calle está llena de infieles. De maricones y de lesbianas, hermano mío”.
“Yo quiero aterrorizar a los infieles e inmolarme”.
“Quiero arrollar a gente en Centralen y asegurarme un lugar en el Paraíso. Tengo todo. Ahora entiendo mejor el Corán. Ahora quiero encontrarme con Dios”.
“Suecia da billones a la OTAN, para que nos ataquen”.
Estos son algunos de los mensajes rescatados en distintas conversaciones en ruso, árabe y otros idiomas con usuarios que, según explicó el fiscal, no se encuentran en Suecia.
De las conversaciones se desprende, además, que cuando Akilov comenzaba a dudar de cometer la acción, estos usuarios lo instaban a seguir. Como cuando, por ejemplo, aduce a que sus hijos serán atacados, o cuando recuerda que Suecia no es miembro de la OTAN y además ha acogido a muchos refugiados, entre estos, gente de su misma religión.
“Mi querido hermano, yo sé que puede escocer y causar dolor, pero lo hacemos de todas maneras, por el Islam”, le responden.
También lo instan a enviar un video donde jura fidelidad al Estado Islámico (Daesh) cosa que Akilov al final hace y envía el día anterior al atentado. Y que por primera vez se hizo público.
“La paz sea contigo, hermano mío. Recibe el video con el juramento”, escribe Akilov, y envía un vídeo a dos de sus contactos, donde jura fidelidad a los príncipes del EI.
Su abogado defensor, Johan Eriksson, explicó que su cliente se declara culpable de los cargos que se le imputan, acepta la sentencia que pide el fiscal y también el ser deportado a su país.
Al final del día, pareciera como que todo está claro y no hay nada más que alegar. No obstante, el hecho de que Rakhmat Akilov se haya declarado culpable – según la jurisprudencia sueca – no basta. Todo lo que haya dicho hasta la fecha no tiene, en realidad, mucha importancia. El fiscal deberá demostrar – más allá de toda duda – que se trata de un delito de terrorismo.
También se debe demostrar de si Akilov actuó por iniciativa propia, o si recibió órdenes del Estado Islámico que, cabe recordar, no reivindicó el acto, ya sea por las “escasas” víctimas, porque Akilov no logró morir en el acto, o por otras razones.
Este caso muestra, sea como sea, la espantosa realidad de que una persona, gracias a un celular, sus aplicaciones y las instrucciones que recibe a través de este, logre cometer un ataque de esta magnitud “a distancia”.
Se sabe que Akilov nunca logró su meta inicial: la de viajar a Irak a combatir por el Estado Islámico.
Pero, ¿es un terrorista? Esa es la pregunta que la corte tiene tres meses para dilucidar.
El abogado defensor, este martes en la corte de Estocolmo. Johan Eriksson. Rakhmat Akilov antes de perpetrar el atentado del 7 de abril de 2017.