Publicado: 14-08-2019. Actualizado: 18-08-2019
El miércoles a las dos de la tarde se dio conocer el fallo del tribunal de Estocolmo. El veredicto fue: culpable de agresión en grado menor.
ASAP Rocky y dos miembros de su staff fueron condenados a dos años de sentencia condicional y a pagar una indemnización de 12.500 coronas al demandante, quien exigía 140.000 coronas.
Por: Marisol Aliaga
A las dos de la tarde en punto, los asistentes en el tribunal de primera instancia de Estocolmo repartieron los folios conteniendo el veredicto en el proceso legal en contra de Rakim Mayers y dos miembros de su equipo.
Y al minuto siguiente la noticia ya era primera plana en los medios nacionales. Internacionalmente, el interés fue menos, ASAP Rocky no pertenece a la categoría de las celebridades más connotadas, pero sin duda el juicio en Estocolmo contribuyó a que su fama aumentara. Sobre todo, después de que el mismo Donald Trump exigiera su liberación y se ofreciera a pagar la multa, hecho que solo hizo saltar a la vista la ignorancia del presidente estadounidense, puesto que en Suecia nadie puede quedar libre pagando dinero.
Y el fallo era lo esperado, según expertos en jurisprudencia. Mayers había reconocido el delito, y habían pruebas suficientes para probarlo.
Rakim Mayers y los otros dos imputados fueron considerados culpables de agresión al querellante, un hombre de 19 años, inmigrante de Afganistán.
Para ambas partes, el veredicto no era lo que querían. Mayers y sus amigos no fueron absueltos, la corte no aceptó el argumento de la defensa, de que habían actuado en “defensa propia”, y el querellante no obtuvo la suma de dinero que había exigido, casi 140.000 coronas suecas.
La corte tampoco consideró válida la petición del fiscal: seis meses de cárcel, puesto que “la agresión no fue de una naturaleza tan grave, que amerite una sentencia de prisión”. En cambio, los tres imputados fueron condenados a dos años de “sentencia suspendida” o “sentencia condicional”.
“Sentencia condicional” significa, como explicó el juez, Per Lennerbrandt, que los tres condenados no caerán a la cárcel en tanto que no cometan otros delitos en Suecia en el periodo de dos años.
La agresión que los tres imputados reconocieron y que pudo ser comprobada mediante material audiovisual, significaría dos meses de prisión. Pero, considerando que los imputados fueron privados de su libertad por 31 días, la sentencia condicional no se combinará con multas.
Rakim Mayers y los dos hombres de su equipo deberán pagar una indemnización de 12.500 coronas suecas al querellante. Además, deberán cubrir los gastos de su abogado: alrededor de 200.000 coronas.
Respecto a los otros costes del juicio, el juez declaró que por el momento no era posible dar a conocer todas las cifras. No obstante, expertos calculan que este juicio ha significado al Estado sueco entre 5 y 10 millones de coronas.

Numerosos medios transmitieron en directo, cuando se iba a comunicar el fallo. Foto: Marisol Aliaga.
En "defensa propia"
La versión de los hechos, que Rakim Mayers presentó en la corte, no se contradijo en ningún momento. Él reconoció que había maltratado al querellante y que luego lo había agredido cuando yacía en el suelo. Pero, había actuado en “defensa propia” y convencido de que los jóvenes que los seguían se disponían a atacar - una vez más - a su guardaespaldas. Además de que posiblemente portaban cuchillos y estaban drogados.
La corte desestimó sus afirmaciones, basándose en el testimonio de las dos jovencitas que habían sido testigos de los hechos, y que prestaron testimonio en el tribunal. Según el tribunal, la agresión no fue antecedida por un ataque que haya motivado el uso de la violencia. Tampoco había surgido una situación en la que los imputados se hayan sentido amenazados.
Lo que sí se comprobó fue que los imputados maltrataron al querellante cuando yacía en el suelo, con combos y patadas, y Rakim le aplastó el brazo. No obstante, agrega el tribunal, en un comunicado de prensa, "no se ha probado que Rakim Mayers y sus acompañantes hayan coordinado la agresión", como había sostenido el fiscal.
Los otros dos imputados, además del guardaespaldas, quien también fue llamado a declarar, corroboraron todo lo dicho por el artista.
Las versiones del demandante y su amigo, en cambio, difirieron en varios puntos. La corte concluyó, además, que éstos sí habían actuado en mutuo acuerdo.
La mentada botella
El demandante aseguró en la corte que de pronto – en Appelbergsgatan, le habían pegado en la nuca con dos botellas. Y que cuando estaba en el suelo, los americanos le habían asestado veinte combos y patadas, cada uno. Algo que no pudo ser comprobado en el video que muestra la mayor parte de la agresión, según lo corroboraron los testigos.
La botella fue el detalle más peliagudo de todo el juicio, puesto que, si se hubiera comprobado el uso de tal objeto, la tipificación del delito habría pasado de “maltrato simple” a “intento de homicidio.”
No obstante, la existencia de una botella no fue nunca demostrada.
“En una evaluación general, el tribunal considera que no está comprobado que alguno de los imputados hubiera atacado este tipo de objeto” escribe el jurado en el comunicado de prensa que acompañó el fallo.
Agrega que “el tribunal considera que está comprobado que la víctima recibió cortes en los brazos durante el altercado con los imputados. Pero que no ha sido posible establecer exactamente cuando los recibió y de parte de quien. No se logró comprobar que los imputados lo hubieran maltratado con botellas, enteras o rotas. En relación con esto, la corte toma nota de que, en las imágenes de uno de los videos del incidente, que muestra el maltrato, se puede apreciar que los imputados no tienen nada en las manos, cuando la víctima se encuentra en el suelo”.
- La imagen total de evidencias en el caso ha sido compleja. El fiscal no ha podido comprobar que el demandante fue golpeado en la nuca con una botella o que fue maltratado con botellas de vidrio. Esto ha afectado la evaluación de la gravedad del acto, dijo el presidente del jurado, Per Lennerbrant, en un comentario.
Agresión – pero no grave
La corte consideró que existen circunstancias tanto agravantes como atenuantes en la agresión. Pero, después de una evaluación general, se llegó a la conclusión de que el maltrato no había sido tan grave como para una condena a prisión. Y, puesto que la cárcel ya no era una opción, tampoco lo era el combinar la sentencia condicional con el servicio comunitario.
Este tema se tocó el último día de alegatos. Entonces, Rakim Mayers declaró que “se ponía a las órdenes de lo que dictaminara la corte”. Cuando el fiscal preguntó a los tres imputados si, en el supuesto caso de ser condenados a servicio comunitario, estarían en condiciones de cumplirlo, en Suecia. Los tres respondieron que sí.
El juez preguntó, también, a cada uno de ellos, si habían sido condenados por algún delito durante los últimos cinco años. Los tres respondieron que “no”.
No obstante, cuando uno de los abogados de los imputados trató de preguntarle al demandante si éste había sido alguna vez condenado en Suecia anteriormente, el juez prohibió la pregunta.
140.000 coronas de indemnización
El querellante exigía la suma de 139.700 coronas, por agravio, daños y perjuicios y por ausencia laboral.
Esta es una suma estratosférica que no se corresponde a los montos de indemnización que se aplican en Suecia. Las víctimas del atentado terrorista de Drottninggatan, por ejemplo, recibieron alrededor de 60.000 coronas.
La corte desestimó la suma exigida por el demandante, primero porque las indemnizaciones se determinan de acuerdo con sumas preestablecidas, y segundo porque las heridas del demandante no eran de la magnitud de lo sostenido por él. Los cortes en los brazos requirieron de atención médica, pero eran superficiales. Además, no se pudo comprobar cómo habían surgido.
La pérdida de dinero por ausencia laboral –10.000 coronas – no pudo ser ratificada, puesto que el demandante no presentó el contrato de trabajo.
El abogado de Rakim Mayers, después de una audiencia oral, durante el juicio. Foto: Marisol Aliaga.
Las reacciones
- Rakim Mayers está increíblemente decepcionado. Habíamos esperado un fallo absolutorio, dijo el abogado del principal imputado, en una conferencia de prensa, poco después de ser comunicado el veredicto.
Lamentó no haber alcanzado la meta – demostrar la inocencia de su defendido - y se culpó a sí mismo por esto.
- Tenemos que analizarlo. Es mejor tomar una decisión de esta naturaleza con la cabeza fría, dijo Slobodan Jovovic, ante la pregunta de una apelación.
El fiscal, por su parte, está conforme, pero no del todo. Él exigía una pena de cárcel de seis meses, aunque nadie creyó nunca que la corte aceptaría esta condena.
- La corte hizo la misma apreciación que yo, con una excepción – el supuesto uso de una botella. Se considera que yo no pude comprobar si se usó ese objeto. Por lo tanto, el castigo es mucho menos de lo que yo había esperado, dijo Daniel Suneson a Aftonbladet.
Al igual que la parte demandante, no está seguro de si apelará el fallo.
El abogado del querellante, Magnus Strömberg, por su parte, tampoco se mostró satisfecho.
- El fallo significa una reparación. Pero no estamos completamente conformes, dijo.
Sus honorarios – alrededor de 200.000 coronas suecas, deberán ser costeados por Rakim Mayers, puesto que es el único de los tres imputados que cuenta con medios como para hacerlo.
Los expertos calificaron el fallo como “esperado”. En la práctica, una sentencia condicional es como un “tirón de orejas”.
- El veredicto no dice en principio nada, se puede ver solamente como una advertencia, dijo la licenciada Ingela E. Hessius a TT.
Respecto a la indemnización al demandante, explicó:
- El tribunal ha deliberado sabiamente, y no hay nada en el veredicto que asombre. La indemnización se corresponde por completo con lo normal en casos de agresión. Vale decir, 10.000 coronas por agravio, y 2.500 coronas por daños y perjuicios.
Reflexiones
Lo que más llama la atención, en este “circo mediático”, como lo han denominado algunos, es que un altercado callejero haya conducido a un juicio. En Suecia ocurren miles de casos similares anualmente, y la gran mayoría de estos se archivan casi de inmediato.
“Antes de que la tinta alcance a secarse en el papel”, dijo el criminólogo Leif G W Persson, quien desde un comienzo criticó que este caso se llevara a juicio. El experto aseguró desde un principio que, de no haberse tratado de una celebridad, el caso se habría archivado.
En este caso, poco rima con la “igualdad ante la ley”, con lo que Stefan Löfven le respondió a Donald Trump.
El tema de la provocación y la agresión de parte del demandante al guardaespaldas de Mayers no fue algo que se tocó a fondo, durante los alegatos. El fallo nombra hechos agravantes, pero también atenuantes. Cuando fue preguntado sobre esto, en la conferencia de prensa del miércoles, el juez Lennerbrant respondió que no quería usar la palabra “provocación”.
No obstante, sí hubo un acoso y una provocación, incluso una agresión, de parte del demandante, quien no es la primera vez que asiste a un tribunal. Ha sido condenado cuatro veces, anteriormente, por drogas y por portar arma blanca.
Suecia ha sido criticada en varias ocasiones por sus largos periodos de prisión preventiva. Conforme al principio básico de un Estado de Derecho, de la presunción de inocencia, no es lógico que un sospechoso alcance a cumplir la condena incluso antes de que comience el juicio.
El comité contra la tortura, de las Naciones Unidas, ha criticado varias veces a Suecia por la prisión preventiva a la que somete a sospechosos de delitos. Esto es comparable a la tortura, sobre todo cuando se somete a los detenidos a un aislamiento total.
En Suecia no existe un límite de tiempo en el que la persona puede estar privada de su libertad. Esto no se corresponde con un Estado de derecho, aseguran expertos en jurisprudencia. El caso de ASAP Rocky puso nuevamente este debate en el tapete.
Por otra parte: Lo paradójico de este caso es que un rapero que nunca ha estado comprometido con la política, y que nunca ha querido ser un símbolo de la lucha por los derechos de los afroamericanos en su país, de pronto pasó a ser justamente eso.

El presidente del jurado, Per Lennerbrant, al momento de comunicar el fallo, en el tribunal de Estocolmo. Foto: Marisol Aliaga.